Cómo elegir el mejor LMS para e-Learning

Hace algunos meses escribí un artículo donde recomendaba algunos criterios a tener en cuenta en la selección de un Sistema Administrador de Aprendizaje:

• Diseño pedagógico.
• Usabilidad.
• Comunicación y colaboración.
• Seguimiento y evaluación.
• Interoperabilidad.
• Redes sociales.
• Ludificación.

La revisión fue rápida y no profundicé en algunos aspectos. Hoy me propongo ampliar el tema desde una mirada pedagógica.

El contexto

Partamos del hecho que la educación virtual se diseña y opera sobre cuatro ejes: organizacional, pedagógico, comunicativo y tecnológico. De la correcta alineación y cohesión entre estas dimensiones dependerá el éxito de la estrategia de formación virtual, tanto para la institución educativa como para docentes y estudiantes.

Este andamiaje de dimensiones lo propone la Asociación e-Learning Colombia 2.0, en su documento “Metodología para transformar de programas presenciales a virtuales o e-Learning”.

Pensar sobre cuatro ejes no es una tarea sencilla, pues –como se mencionó- cada uno de ellos debe estar alineado con los otros tres. Pensemos: ¿Qué uso tiene un documento de lineamientos comunicativos para la producción de recursos multimedia cuando la administración niega destinar recursos financieros para la consolidación de una unidad de virtualización?

La comunicación, la pedagogía, la tecnología y la “voluntad y direccionamiento político” son los ingredientes necesarios para la receta. Ya cada institución le dará su propia sazón al proyecto de virtualidad.

Pero ¿Por qué inicio con este contexto? Fácil. Cuando pensamos en la selección de un Sistema Administrador de Aprendizaje (o LMS, por sus siglas en inglés) no podemos quedarnos solo en la reflexión tecnológica. En el LMS convergen las estrategias pedagógico – didácticas, las mediaciones comunicativas y la orientación académico – administrativa.

Entremos en materia.

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Lo pedagógico

¡Espero que estemos de acuerdo en afirmar que la dimensión pedagógica es la que da un norte a la estrategia de aprendizaje virtual! Desde allí se dan líneas de trabajo para lo comunicativo y lo tecnológico, y –de una u otra forma- construye un discurso persuasivo para el direccionamiento filosófico institucional.

De ahí que esta dimensión debe ser la primera en definir los parámetros para la identificación del sistema más estratégico para el aprendizaje en línea.

Hagamos este ejercicio:

Imaginemos un curso de formación (en cualquier modalidad) como una página Web. Si revisamos el código fuente seguro encontraríamos que su marcado semántico (lo que en Web conocemos como HTML) estaría escrito en: conductivismo, cognitivismo, constructivismo y/o el conectivismo. Es decir, la “la parte de atrás” de un curso es la teoría de aprendizaje que lo soporta.

En este ejercicio el profesor opera como un navegador web: interpreta y “renderiza” las estrategias pedagógico – didácticas que se proponen en el diseño microcurricular.

¿Qué tiene que ver todo esto con el LMS?

Desde el diseño de contenidos y el trabajo del diseñador instruccional se van construyendo actividades de aprendizaje que definen la interacción educativa en plataforma, es decir: desde el génesis del curso se van estableciendo condiciones técnicas que debe suplir la plataforma.

Supongamos:

El docente del curso “Producción Web avanzada” propone realizar una actividad diagnóstica: cada grupo de estudiantes debe diseñar un recurso digital en un editor de código, el cual está disponible en la plataforma.

El resultado final es valorado cualitativa y cuantitativamente por el docente, previo cumplimiento de la fecha de entrega, y el mismo es revisado por los demás grupos de estudiantes.

De la actividad podemos afirmar la existencia de elementos cognitivos y constructivistas. Pero, además, la presencia de requerimientos comunicativos y tecnológicos.

Miremos las posibles preguntas que exigen ser solucionadas desde la plataforma de aprendizaje:

• ¿El LMS es capaz de crear grupos de trabajo en una misma aula?
• ¿El sistema permite la inserción de recursos de terceros (el editor de código, para este caso), sin alterar la experiencia del usuario?
• ¿El estudiante y el docente reciben notificaciones sobre el inicio y cierre de la actividad?
• ¿El profesor puede anexar una retroalimentación cualitativa y cuantitativa sobre la actividad?
• ¿Los demás estudiantes pueden consultar el trabajo y revisar la retroalimentación?
• ¿El sistema se conecta con un servicio de “libreta de calificaciones” que permite importar / exportar información con el sistema de información institucional?

Pueden existir más preguntas, pero ya es tarea de cada uno. ¿Me ayudas a continuar la lista en los comentarios de esta entrada?

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¿Por dónde empezar?

Al momento de iniciar el ejercicio de identificación y selección del sistema de aprendizaje en línea recomiendo:

• Reconozca el público objetivo al que está orientado el programa académico. La virtualidad supone una segmentación de públicos, que va desde lo actitudinal hasta lo tecnológico. Es decir: “no todos estamos preparados para iniciar un programa de formación en línea”. Atención: aquí se identifican estilos de aprendizaje.
• Conozca el modelo pedagógico institucional. No basta con leer lo que dice el documento; conozca la interpretación y acción que realiza el docente en el aula de clase. Es posible que encuentre que el modelo y la acción docente distan, más de lo que imaginó. En tal caso, primero realice ajustes al modelo.
• Identifique qué actividades de aprendizaje estarán disponibles en ambiente virtual de aprendizaje. Agrúpelas en “sincrónicas” y “asincrónicas”. Estas actividades estarán directamente relacionadas con la(s) teoría(s) de aprendizaje que define el modelo pedagógico.
• Liste los recursos educativos que estarán disponibles en el AVA. Cuáles de ellos serán soportados por la plataforma y cuáles de ellos por servicios de terceros. Estos materiales guardan una relación con las estrategias didácticas y los estilos de aprendizaje del grupo de alumnos.
• Anote el nivel de interacción de la comunidad académica. Responda: ¿Qué puede hacer el profesor? ¿Qué puede hacer el estudiante? Aquí está trabajando directamente sobre los escenarios de interacción / construcción profesor-alumno.
• Lea con atención las actividades evaluativas que propone el modelo de enseñanza – aprendizaje. Identifique las herramientas que apoyarán el proceso de valoración y retroalimentación de los ejercicios académicos. Tenga seguro que un modelo conductista se apoya en evaluaciones diferentes a las que propone el constructivismo.

Quizás existan otras preguntas, pero por ahora son las que logro identificar (desde lo pedagógico). Las dimensiones comunicativa y tecnológica también aportan consideraciones en la correcta elección del LMS, pero esto es tema de otra entrada.

¿Qué LMS seleccionar para mi AVA?

Con las respuestas que encontró en la lista anterior, realice un ejercicio de observación e investigación en línea. Identifique cuáles LMS dan respuesta a las necesidades de la institución, los profesores y estudiantes. Seleccione dos o tres.

Luego, instale estos sistemas en un servidor de prueba. Para ello, pida ayuda al servicio técnico de su institución. En caso de no tener acceso a una versión de prueba en su propio servidor, puede buscar en Google.com versiones de demostración.

Por último, configure un curso (puede ser una semana) y ponga a prueba la plataforma, teniendo presente la experiencia de enseñanza – aprendizaje que propone el modelo pedagógico. Llame a estudiantes, profesores, coordinadores y pares académicos que le ayuden a valorar la herramienta.

Anote. Analice. Comparta. Discuta. Y tome la decisión.

A modo de conclusión

Por ahora quedan “sobre la mesa” algunas ideas, preguntas y reflexiones, que giran en la dimensión pedagógica, las cuales dejan entrever especificaciones técnicas del sistema de aprendizaje.

Lo importante (el primer paso) es el modelo pedagógico. No instale un LMS sin saber cómo es su modelo. Ningún LMS es malo, ninguno es bueno; es la dimensión pedagógica la que se valora como tal.

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Por:
Juan Carlos Morales S.
Comunicador y educador
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