¿El e-Learning supone un cambio del rol docente?
Hace unos días estuve revisando un artículo que describe cambios significativos en la estructura curricular, la infraestructura tecnológica y rol del profesor y el estudiante en la nueva escuela (entendida esta como un escenario formal de enseñanza – aprendizaje). La proyección se realizaba al año 2030 y dejaba entrever el cambio necesario de paradigmas que datan del siglo XIX.
Algo que llamó mi atención fue el tono conservador del artículo: «Dentro de quince años la escuela será…” Es decir, las reflexiones eran a quince años (¿acaso no es mucho tiempo?). Me detuve a pensar sobre el tema y llegué a una temprana conclusión: debía aprovechar que –de una u otra forma- tenía un “colchón” de tres lustros para implementar mis ideas y propuestas de innovación educativa.
Sin embargo, en un charla que compartió el señor Albert Corredor, presidente de la Institución Educativa CENSA (@censamedellin) comprendí que “cuando hablamos de la próxima generación nos referimos a los jóvenes de hoy, no los que vienen en 10 o 20 años (…) el cambio en la educación debe empezar hoy, pues nuestros jóvenes son los que mañana van a apoyar el sector productivo”. Y, cabe aclarar que, cuando el señor Corredor menciona “mañana” es, efectivamente y en el estricto significado de la palabra, mañana.
Algo más curioso aún es identificar que algunas de esas proyecciones de la Escuela en 2030 ya están sucediendo hoy. Como diría Gustavo Cerati: “Aquí y ahora”.
En esta entrada quiero detenerme a reflexionar sobre uno de los temas que propone el artículo: el cambio de rol del profesor. Algunas preguntas orientadoras: ¿qué pasará con el ejercicio docente? ¿cómo las nuevas dinámicas de la escuela, permeadas por las Tecnologías de Información y Comunicación – TIC, transforman el papel del profesor? ¿de dónde viene y hacia dónde va la enseñanza y cómo se transforma el aprendizaje?
Esta es una reflexión rápida y sincera, pues –como lo he manifestado en otras entradas- el ejercicio de escribir, compartir y dialogar se convierte en una actividad necesaria para mi (auto) formación como comunicador y entusiasta de la educación de calidad.
¿Cuál es el papel del profesor?
Si usted es lector frecuente de mi blog sabrá que oriento los temas de educación a escenarios electrónicos. En ese sentido, trataré de concentrarme en el ejercicio docente en Ambientes Virtuales de Aprendizaje – AVA. Sin embargo, el tema da para abordar modalidades de estudio presencial y a distancia.
Para iniciar entonces y sin el ánimo de caer en el cliché educativo, considero que el rol del profesor ha girado sobre paradigmas que lo ubican como fuente primaria (y en ocasiones, única) de conocimiento y experiencia. Es decir, los modelos de enseñanza – aprendizaje tradicional se han configurado como profe-centrista (ya lo decía en el artículo: La Escuela 2.0 inicia desde sus directivas) donde el docente tiene el conocimiento, la información, la experiencia, la selección precisa de las fuentes bibliográficas y el discurso y estrategias pertinentes e indiscutibles para el desarrollo de las competencias, necesidades y expectativas del estudiante.
Este modelo no da espacio para evaluar o refutar el ejercicio docente. Todo es perfecto: existe un experto, amplio en conocimiento, libre en su cátedra y orientado (aparentemente) por un modelo pedagógico.
No se consideran espacios de evaluación de este ejercicio,… Y los pocos que existen, como evaluaciones docentes o revisiones micro curriculares por pares, parecen quedar en la intención de un primer ejercicio. Como dice el dicho: «escoba nueva barre muy bien». ¿Por qué lo digo? Por que, por ejemplo, he visto instituciones correr a diseñar y mejorar sus procesos académicos a la luz de una visita de inspección del Ministerio de Educación, pero una vez esta finaliza la dinámica institucional regresa a su letargo intelectual para dar paso al quehacer con ánimo de lucro exclusivo.
En esa misma línea, el estudiante es configurado como un consumidor pasivo que, de una u otra forma, recibe información y –sin preocuparnos por sus significados y experiencias previas y próximas- desarrolla un conocimiento.
Es decir, el modelo tradicional (desde mi interpretación y experiencia como docente de programas presenciales durante más nueve años), pese a que muchas instituciones afirman que es constructivista, se apoya única y exclusivamente en el conductismo y cognitivismo.
Esta situación es similar en la educación virtual: el profesor es quien tiene el conocimiento, elabora el contenido (blindado) y define las actividades de evaluación formativa y sumativa. Y no es que sea erróneo el ejercicio, el asunto está en pensar una educación del siglo XXI, con profesores del siglo XX, bajo modelos y escuelas del siglo XIX.
En conclusión, el rol del profesor, bajo una incorrecta interpretación y aplicación del modelo tradicional, supone existencia de una única fuente de información, conocimiento y experiencia, quien tiene la libertad y derecho de diseñar estrategias pedagógico – didácticas y se cubre en un “manto” de inmunidad intelectual, pedagógica y social.
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¿Estoy siendo exagerado?
Sí, quizás, pero muy poco. Igual, estoy convencido que el uso de hipérboles en el discurso permite que la reflexión sea más sencilla.
Ahora, piense en lo siguiente: ¿cuántas veces ha escuchado en su institución que el profesor es quien transmite la información al estudiante? Yo lo he escuchado varias veces, muchas,… y no estoy hablando de la institución donde trabajo actualmente, estoy haciendo referencia a mis recorridos académicos por lo largo y ancho del país en mi labor de asesor del Ministerio de Educación Nacional – MEN.
¿Qué pasa con esto? Cuando se habla de transmisión de información (incluso, como algunos tratan de “salvar” el discurso afirmando que es transmisión de conocimiento) se está diseñando un modelo pedagógico que va en contravía del constructivismo, donde –para ser breve- es el estudiante quien construye su propio conocimiento, a partir de sus experiencias, significados e interacciones individuales y sociales.
En ese sentido, en algunos momentos de la reflexión anterior no estoy siendo exagerado. Lo repito: el rol del profesor dista de un modelo constructivista y se enmarca en un entorno profe-centrista.
¿Qué cambios deben plantearse en el ejercicio docente?
Realmente los cambios no son amplios. Hay que tener presente que el escenario está diseñado; las herramientas, disponibles; y la intención, manifiesta. ¿Qué falta? Voluntad. Paso a reflexionar un poco más sobre el tema.
Ya lo he mencionado: el profesorado sigue actuando bajo paradigmas del siglo XIX, el aula de clase continúa configurándose como un maquila de información y la escuela –desde su estrategia- se (pre)ocupa única y exclusivamente en el modelo de negocio.
Nota: ¡Vuelvo a decirlo! No estoy generalizando. Como decimos en mi país: al que le caiga el guante… que se lo chante.
En mi labor como asesor del MEN tuve la oportunidad de conocer (leer) varios modelos pedagógicos institucionales. Y, sin violar los acuerdos de confidencialidad, puedo decir que todos, absolutamente todos, están construidos bajo criterios de pedagogía constructivista; algunos –un poco más arriesgados- involucraban elementos del conectivismo. En este sentido, desde lo pedagógico, lo institucional, lo filosófico, el escenario está.
Si partimos del hecho que la escuela está soportada por un modelo constructivista, conectivista, donde el alumno asume un rol activo de su proceso de aprendizaje, el profesor se adapta a nuevas dinámicas y el aula de clase se reconfigura y da espacios a laboratorios de experiencias significativas ¿qué hay que cambiar? Yo diría: no mucho.
Lo que hay que cambiar, eso sí, es esa voluntad, ese deseo de abandonar la zona de confort del conductismo y cognitivismo absoluto. La educación –y lo dicen las decenas de modelos pedagógicos- no es una teoría única; la educación –como estrategia- es el resultado de diferentes teorías y modelos pedagógicos, que agregan además la “esencia propia” de la institución.
Insisto, el cambio está escrito. Solo hace falta dar una lectura al modelo pedagógico institucional.
Ahora, sí es preciso realizar algunos refuerzos y transformaciones en el imaginario de los docentes y su ejercicio. No es tarea fácil diseñar estrategias de sensibilización, formación y apropiación docente. Esa es –quizás- la tarea más compleja a la que me enfrento día a día.
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¿Qué papel juegan las TIC en la definición constructivista del docente?
Debo partir por precisar que las TIC no suponen el diseño de estrategias de e-Learning. Estas son susceptibles de permear cualquier escenario de enseñanza – aprendizaje.
Ahora, sí es un elemento crítico para el profesor conocer y apropiarse de las TIC, pues suponen nuevos estilos de aprendizaje, construcción de conocimiento e interacción de los discentes. En ese sentido, las TIC (re)dibujan la agenda académica y orientan al profesor en el diseño de estrategias pedagógico – didácticas que sean más comunes, ágiles y usables para el estudiante.
El reto está en adaptar el rol docente (y lo que detrás de él opera, como el modelo pedagógico institucional) a los cambios vertiginosos de la tecnología. La escuela de hoy no es un espacio fijo, único, asocial y completamente terminado. La Escuela 2014 es un colectivo estratégico en constante construcción; donde conviven profesores y estudiantes en una relación más horizontal; donde el conocimiento se construye social, participativa y globalmente; donde el aula expande sus fronteras e incluye las TIC como una fuente de información, selección y discusión de contenidos multimedia; donde las directivas conocen y apuestan por una educación financieramente rentable y coherente con la calidad.
¿Qué hay sobre el título?
Como comunicador y amigo de la educación virtual he encontrado dificultades con grupos docentes, quienes afirman que el ejercicio de diseño de aulas virtuales supone un cambio docente. Y, peor aún, que estos cambios toman generaciones en presentar efectos.
Sin embargo, teniendo presente y aceptando que la virtualidad sí trae unas nuevas dinámicas en el ejercicio docente, considero que el gran cambio está en el modelo pedagógico institucional. El estudiante y el escenario glocal (global + local) en el que se mueve ha cambiado desde hace años (incluso antes de hablarse de educación 100% virtual) y la escuela ha sido consciente de ellos, como lo prueban los ajustes recientes a sus modelos pedagógicos. Sin embargo, el imaginario del quehacer docente se ha negado a transformarse.
¿Qué el e-Learning va a cambiar el rol docente? Infortunadamente, no. El rol docente lo van a cambiar los nuevos estudiantes, quienes ahora son, además, creadores y administradores de contenido.
¿Y tú qué piensas?
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Por:
Juan Carlos Morales S.
Comunicador y educador
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