Sobre las cátedras: la academia versus la gerencia
Aunque estoy convencido de las ventajas (y oportunidades) que brinda la educación virtual para el estudiante, no abandono el oficio de ser docente universitario de programas presenciales.
Con marcador en mano, todos los días me acerco a las aulas de clase para conversar con los alumnos y tratar de encontrar las mejores prácticas para la producción de contenidos digitales (objetivos de mis cursos actuales).
Es grato llegar al salón y encontrar preguntas, inquietudes, avances… En fin, un sinnúmero de evidencias de un afán por aprender, un estudiante inquieto que desea conocer cada vez más.
Aquellos estudiantes que no ven en su pantalla colores azules y blancos (Facebook), formularios que emiten sonidos (chat) o pequeños avatares en forma de osos (juegos) son los que motivan a un docente a conversar por más de dos, tres y hasta cuatro horas.
Pero qué decir del estudiante que desconoce Wikipedia (con sus pro y contra), piensa que Google es simplemente un motor de búsqueda o compara el hipertexto con el simple hecho de crear enlaces. Y esto solo por enumerar rápida e irresponsablemente algunos elementos.
Siempre he defendido la docencia y más cuando se hace una perfecta mezcla con la gerencia.
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Conversemos
Considero estratégico que el sector productivo se una a la academia, que el gerente abandone su silla presidencial (como la mía) y converse con los futuros empleados, proveedores y/o clientes de su empresa.
Es una obligación. Es un privilegio. Como gerente regreso a la academia, a mi raíz técnica, y me esfuerzo por recordar, aplicar y enseñar aquellos conceptos que me hicieron vibrar cuando era estudiante.
Hablo de comunicación, no de finanzas. Creo hipertextos, no formularios de impuestos. Genero mensajes, no firmo nómina.
Ser gerente es un mundo. Ser docente es otro. ¿Por qué no estar en ambos?
Pero ¿qué pasa cuando no es estratégico ser docente? ¿cuándo las sesiones de enseñanza – aprendizaje se convierten en espacios de discusión y malinterpretación? ¿cuándo el estudiante está en busca de su nota cuantitativa? Ahí, quizás ahí, sea más estratégico reunirte dos, tres o cuatro horas con un cliente y no con un estudiante.
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Por:
Juan Carlos Morales S.
Comunicador y educador
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