El hijacking se refiere a la toma de control o interrupción de un sistema, proceso o contenido bajo un objetivo específico, generalmente sin la autorización o consentimiento del propietario.
Aunque el término es amplio, se utiliza comúnmente para describir situaciones adversas en entornos digitales, donde se realizan acciones que buscan el “secuestro” del tráfico web, los perfiles en redes sociales e incluso las ideas y tendencias.
A modo de ejemplo, cuando una marca aprovecha una conversación o situación viral para redirigir el tráfico hacia una campaña o contenido comercial se habla de hijacking.
Sin embargo, la situación no solo se presenta en el marketing digital. Existen situaciones de ciberseguridad que se describen como hijacking, pues utilizan técnicas agresivas (como el secuestro de navegadores o la clonación de cookies) para lograr su objetivo.
En YouTube, por ejemplo, el hijacking busca el acceso a canales que han logrado contenidos de alto valor y que detrás de ellos existe una audiencia ávida de historias, respuestas o recomendaciones.
Características del hijacking
- Control externo no autorizado: El hijacking supone que un tercero toma el control de un sistema, proceso o activo digital sin la autorización o consentimiento del propietario, lo que puede dar lugar a situaciones maliciosas o ilícitas.
- Interrupción de procesos: Se busca alterar o redirigir procesos establecidos, como el tráfico web, la interacción de los usuarios o el rendimiento de campañas publicitarias.
- Adaptabilidad: El hijacking está presente en diferentes entornos, desde el aprovechamiento de ideas o tendencias comerciales hasta los ataques informáticos que buscan la clonación de cookies o navegadores web.
- Uso de técnicas avanzadas: Se utilizan métodos como la redirección de DNS o el secuestro de sesiones, lo que supone unas habilidades técnicas complejas para ejecutarse de manera rápida.
- Impacto: El hijacking puede afectar diferentes áreas digitales, desde la experiencia de usuario (UX) hasta comprometer la integridad y disponibilidad de datos sensibles para una organización o persona.
Origen del hijacking
El hijacking tiene origen en la industria de la aviación, donde se refería al secuestro de aeronaves.
Este concepto, que inicialmente se refería a los actos físicos para la toma de control por la fuerza, comenzó a trasladarse a otros escenarios gracias a la llegada y masificación de las tecnologías digitales.
Para la última década del siglo XX, el hijacking tomó mayor relevancia, pues los ciberdelincuentes utilizaron el término para describir sus acciones de control de navegadores, sesiones o recursos digitales.
El mundo del marketing digital (como suele suceder) aprovechó la tendencia para diseñar sus propios modelos de “hackeo”. Fue entonces cuando nació el newsjacking, que consiste en “secuestrar” la atención mediática de un evento en tendencia para posicionar un mensaje o una marca.