Ciudadanía en la sociedad de la información
Desde mediados del siglo XX, distintos pensadores, académicos e -incluso- organismos de poder han demostrado un particular interés por el concepto «ciudad», «ciudadano» y «ciudadanía».
Esta preocupación ha coincidido -entre otras- con la aparición de los medios masivos de comunicación y las posibilidades que emergen de ellos para las personas, las organizaciones y la sociedad en general.
Por ejemplo, en 1967, McLuhan transformaba el significado al afirmar que “la ciudad no existe ya, excepto en forma de centro cultural para turistas. Cualquier parador de carretera con aparato de televisión, periódico y revista es tan cosmopolita como Nueva York o París”.
Tal afirmación, además de hacer referencia a las posibilidades de acceso a la información que permiten los medios de comunicación de manera global, apuntaba al crecimiento de los territorios, la desaparición de las fronteras y la transformación de las dinámicas y paradigmas de «ciudadano» y «ciudadanía».
Desde entonces:
- Las ciudades de finales del siglo XX se han construido y deconstruido;
- los ciudadanos han transformado sus percepciones y han extendido sus relaciones con los demás, sean otros individuos o entidades, y
- el ejercicio de los derechos y deberes se han complejizado y globalizado.
Sin embargo, la mutación semántica de los conceptos y su práctica no se detuvo allí.
Para la última década del siglo XX y comienzos del 2000, el diseño, la consolidación y la masificación de Internet, como principal evidencia de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones – TIC, transformó los conceptos que son objeto de este texto y anexó a ellos el sufijo «digital».
Hoy día, gracias a la Red, los estudios psicológicos, sociológicos, lingüísticos y comunicativos, entre otros, dan lugar a las preguntas:
- ¿Qué es «ciudad digital»?
- ¿Qué supone ser «ciudadano digital»?
- ¿Dónde se practica el ejercicio de «ciudadanía digital»?
¿Qué es «digital»?
Según el diccionario de la Real Academia Española, en su primera acepción, el término «digital» es perteneciente o relativo a los dedos; situación que no genera sentido para este texto.
Sin embargo, en la tercera acepción, se indica: “Dicho de un dispositivo o sistema: Que crea, presenta, transporta o almacena información mediante la combinación de bits”.
Ampliando la búsqueda, Galindo (2009) menciona que “(…) lo digital es un adjetivo que adquieren los elementos que se representan mediante signos abstractos, que no tienen ninguna similitud con la realidad que representan”.
Uniendo ambas definiciones, es posible asegurar que -por ejemplo- un libro digital es tal porque su construcción se logra a partir de una estructura de código binario, que no es más que una combinación de bits, y no guarda similitud alguna (el código
) con lo que representa (el libro
).
¿Qué es la sociedad de la información?
Como se anotó en “Resignificación de ciudad, ciudadano y ciudadanía”, la presencia de estos tres conceptos supone la operación de un sistema comunicativo, donde se tejen relaciones de orden social, cultural, económico y político, entre otros.
En detalle, la «ciudad» adquiere sentido cuando posibilita a quienes la habitan generar conexiones con su red de signos; el «ciudadano» surge cuando logra su emancipación personal, familiar y social, y la «ciudadanía» se hace presente en el ejercicio de los derechos y los deberes.
Todas estas relaciones dialécticas requieren un espacio o sistema comunicativo denominado «sociedad».
Ahora, entender la «sociedad» desde un entorno «digital» exige un nuevo paradigma. En la «sociedad digital» no se privilegian las posesiones en tierras o riqueza; lo que prevalece en ella es la información (Galindo, 2009).
De eso, precisamente, va la «sociedad de la información»: un espacio donde la «ciudad», los «ciudadanos» y la «ciudadanía» logran relaciones, conexiones y conocimiento, a partir de la información digital (aquella que se crea, presenta, transporta y almacena en sistemas de información tecnológicos).
Habitar la «sociedad de la información» es formar parte de una «ciudad digital», que se conforma por «ciudadanos digitales» bajo una normativa que orienta la «ciudadanía digital».
Ciudad digital
Consolidando las ideas anteriores, el concepto «ciudad digital» se refiere a aquellos territorios que aprovechan las TIC para permitir y consolidar los entramados sociales y culturales; mejorar la calidad de vida de propios y extraños, y permitir el desarrollo sostenible de quienes la habitan, sean personas u organizaciones.
Estas ciudades se apoyan en la infraestructura tecnológica para recopilar, analizar y utilizar datos en tiempo real, permitiendo una mejor toma de decisiones en la presentación de sus servicios.
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Ciudadano digital
El «ciudadano digital» es aquella persona que, gracias a las TIC, participa e interactúa con la sociedad que habita de una manera informada e inteligente, permitiendo que la misma crezca.
Además, supone la comprensión de los derechos y deberes en un entorno en línea e hiperconectado, que extiende las fronteras más allá de lo geográfico.
Ciudadanía digital
Concluyendo, la «ciudadanía digital» se refiere a las posibilidades de interacción social, cultural, económica y política de las personas en un entorno digital.
Esta interacción es, además, efectiva, ética y responsable, lo que supone un marco de derechos y deberes.
La diferencia con la «ciudadanía análoga» se ubica en el uso y aprovechamiento de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones – TIC, es decir, en la oferta de datos e informaciones que permiten generar conocimiento local y global («glocal»), a través de soluciones y sistemas electrónicos.
A modo de cierre
La sociedad de la información ha transformado radicalmente los conceptos de «ciudad», «ciudadano» y «ciudadanía», dando lugar al sufijo «digital».
En este nuevo panorama, la «ciudad digital» se erige como un espacio donde la información es el elemento central, permitiendo el desarrollo social, cultural, político y económico de sus habitantes.
Los «ciudadanos digitales», a su vez, son aquellos que aprovechan las Tecnologías de la Información y la Comunicación para interactuar con los demás de manera informada, responsable y ética.
Y la «ciudadanía digital» se define como el conjunto de derechos y deberes que surgen en este entorno digital, permitiendo a los ciudadanos participar activamente en la construcción de una sociedad más justa, equitativa y próspera.
Sin embargo, para que esta transformación sea efectiva, es necesario abordar los desafíos que presenta la brecha digital, garantizar el acceso universal a las tecnologías, promover la alfabetización digital y fortalecer la educación para la ciudadanía digital.
En definitiva, la ciudadanía en la sociedad de la información se presenta como una oportunidad para valorar y transformar el papel de las personas en la sociedad y construir un futuro más inclusivo, sostenible y democrático.
Bibliografía
- Galindo, J. (2009). Ciudadanía digital. Signo y pensamiento, vol, XXVIII, núm. 54. Págs. 164 – 173.
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Por:
Juan Carlos Morales S.
Comunicador y educador
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