
Para qué sirve la comunicación social y corporativa
La comunicación, en sus vertientes social y corporativa, se erige como una disciplina compleja pero fundamental en el entramado de las interacciones humanas y organizacionales.
Comprender su alcance y aplicación es crucial para cualquier persona o entidad que aspire a establecer conexiones significativas con sus públicos y stakeholders.
Más allá de definiciones académicas, la comunicación se manifiesta en la práctica diaria, evidenciando su poder para informar, influir y, en última instancia, generar confianza y sentido de pertenencia.
¿Por qué y para qué comunicar?
La ausencia de comunicación o una comunicación deficiente puede generar incertidumbre, desinformación y, en el peor de los casos, «ruidos» o rumores que distorsionan la realidad.
Un ejemplo claro de esta problemática se observa en situaciones cotidianas donde la falta de información oficial por parte de entidades públicas genera especulaciones y malestar entre la ciudadanía.
Imagine la situación de un vecindario en Medellín:
Un fuerte estruendo interrumpe la tranquilidad. Los vecinos, ante la falta de aviso previo, se asoman a sus ventanas buscando explicaciones. Observan una malla naranja que delimita una obra de Empresas Públicas de Medellín (EPM).
Más tarde, aparece una máquina para la tala de árboles operada por personal del Jardín Botánico.
La comunidad, al carecer de cualquier notificación sobre la naturaleza de estas intervenciones o sus cronogramas, queda sumida en la incertidumbre. Rumores sobre fugas de agua y talas injustificadas comienzan a circular, alimentados por el silencio de las autoridades.
Esta experiencia subraya la importancia vital de una comunicación proactiva y transparente. Las organizaciones, ya sean públicas o privadas, tienen la responsabilidad de informar a sus públicos sobre:
- Objetivos y metas: ¿Qué se busca lograr con la intervención?
- Acciones a realizar: ¿Cómo se ejecutarán los planes?
- Progreso del proceso: ¿En qué etapa se encuentra la iniciativa?
- Resultados obtenidos: ¿Cuáles fueron las consecuencias o beneficios de la acción?
La conjugación de la comunicación social (enfocada en el bienestar colectivo y la participación ciudadana) y la comunicación corporativa (orientada a la imagen y reputación de la entidad) se vuelve indispensable para construir un puente de entendimiento y evitar la proliferación de desinformación.
El impacto de la falta de comunicación
La ausencia de mensajes claros y concisos no solo genera confusión, sino que también puede tener consecuencias negativas a largo plazo, tales como:
- Pérdida de confianza: Cuando las entidades no informan, la credibilidad se erosiona.
- Generación de rumores: El vacío de información es llenado por especulaciones y chismes.
- Resistencia al cambio: La falta de comprensión sobre una iniciativa puede generar oposición.
- Daño a la reputación: La imagen de la organización puede verse seriamente afectada.
- Falta de apropiación: Los ciudadanos no se sienten parte de los proyectos que les conciernen directamente.
El arte de contar historias (storytelling)
Más allá del simple hecho de informar, la clave radica en cómo se presenta el mensaje.
La comunicación social y corporativa deben trascender la mera emisión de titulares para enfocarse en una narrativa que conecte con la audiencia. Aquí es donde el storytelling adquiere un rol protagónico.
El storytelling, o el arte de contar historias, se ha consolidado como una habilidad profesional de inestimable valor en los últimos años. No se trata de manipular la información, sino de contextualizarla, humanizarla y hacerla memorable para el público.
Para lograr una comunicación efectiva a través del storytelling, es fundamental considerar:
- Conocimiento de la audiencia: Entender a quién se le habla permite adaptar el lenguaje, el tono y los canales. ¿Son profesores, estudiantes, vecinos, clientes? Cada grupo tiene sus particularidades.
- Mediación precisa, suficiente y clara: El mensaje debe ser comprensible, completo y directo. Evitar la jerga innecesaria y la ambigüedad es crucial.
- Presentación pertinente y oportuna: El momento y el formato de la comunicación son tan importantes como el contenido mismo. Un mensaje relevante entregado a destiempo pierde su impacto.
Estrategias para una comunicación efectiva
Entender cómo comunicar una intervención vehicular o la tala de árboles en una zona pública, o cualquier otro concepto complejo, implica explorar diversas posibilidades.
No existe una fórmula única; la elección de la estrategia dependerá en gran medida de las características y comportamientos de la audiencia.
Algunas estrategias efectivas incluyen:
- Comunicación puerta a puerta: Ideal para comunidades pequeñas o eventos muy localizados. Permite un diálogo directo y personalizado, resolviendo dudas de inmediato.
- Sesiones comunitarias: Aprovechar espacios existentes como las Juntas Administradoras Locales (JAL) para informar y abrir un espacio de preguntas y respuestas.
- Uso de plataformas digitales:
- Redes sociales: Para mensajes cortos y directos, con la posibilidad de interacción en tiempo real.
- Blogs educativos: Para explicaciones más profundas y detalladas, con recursos visuales y ejemplos.
- Webinars o transmisiones en vivo: Para explicaciones interactivas y resolución de dudas.
- Materiales didácticos: Creación de infografías, videos explicativos, folletos o guías que simplifiquen conceptos complejos.
- Estrategias transmedia: Integrar múltiples plataformas y formatos (texto, audio, video, interactivos) para construir una narrativa cohesionada que resuene con el público global.
El storytelling puede manifestarse desde una simple conversación y el poderoso «voz a voz» (el boca a boca tradicional, pero amplificado en la era digital), hasta producciones audiovisuales elaboradas que forman parte de una estrategia transmedia de impacto global.
El comunicador profesional es, en última instancia, el estratega que define la mejor manera de hilar la historia para cada contexto.
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Pilares de una comunicación con sentido
Para profundizar en el tema, se pueden identificar varios pilares que robustecen la comunicación social y corporativa, transformándola en una herramienta de enseñanza-aprendizaje:
La escucha activa como fundamento
Antes de comunicar, es imperativo escuchar.
La escucha activa implica no solo oír lo que la audiencia dice, sino comprender sus inquietudes, necesidades y expectativas.
Esto permite adaptar el mensaje y los canales, asegurando que la comunicación sea realmente bidireccional y pertinente.
- Encuestas y sondeos: Para identificar percepciones y dudas.
- Análisis de redes sociales: Monitorear conversaciones y tendencias para entender el sentir de la comunidad.
- Grupos focales: Sesiones de discusión para obtener insights cualitativos.
Transparencia y veracidad
En un entorno digital donde la desinformación prolifera, la transparencia y la veracidad son valores innegociables. Comunicar la verdad, incluso cuando es incómoda, construye confianza a largo plazo.
- Datos verificables: Respaldar la información con fuentes confiables y datos auditables.
- Corrección de errores: Reconocer y rectificar errores de manera oportuna y honesta.
- Claridad en la intención: Explicar el «porqué» detrás de las decisiones o acciones.
Adaptabilidad del mensaje
La habilidad para adaptar el mensaje a diferentes audiencias y canales es fundamental.
Un mensaje que funciona para un grupo de ingenieros puede no ser efectivo para el público general o para estudiantes de primaria.
- Lenguaje: Utilizar un lenguaje adecuado al nivel de comprensión de la audiencia.
- Formato: Elegir el formato más adecuado (texto, video, infografía) según el canal y el objetivo.
- Tono: Mantener un tono didáctico, cercano y profesional.
Medición y evaluación continua
La comunicación no es un proceso estático. La medición y evaluación continua permiten identificar qué funciona y qué no, ajustando las estrategias para mejorar el impacto.
- Análisis de métricas: Monitorear el alcance, la interacción y el engagement de los mensajes.
- Encuestas de satisfacción: Evaluar la percepción de la audiencia sobre la calidad de la comunicación.
- Retroalimentación constante: Establecer canales para recibir comentarios y sugerencias.
A modo de cierre
En definitiva, la comunicación social y corporativa son herramientas poderosas para compartir mensajes de interés, utilizando canales y medios precisos, en los tiempos oportunos.
Sin embargo, su verdadero valor radica en su capacidad para conectar con valores superiores, como la apropiación y el sentido de pertenencia por la ciudad, así como el cuidado del medio ambiente.
Esperemos que las futuras administraciones y organizaciones comprendan que la comunicación es mucho más que un simple acto de informar; es una estrategia integral que fomenta la participación ciudadana, disipa los «ruidos» de la desinformación y contribuye al desarrollo de comunidades más informadas, conscientes y comprometidas.
En un mundo cada vez más interconectado, la comunicación efectiva se convierte en el pilar fundamental para construir un futuro más claro y colaborativo.
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Por:
Juan Carlos Morales S.
Comunicador y educador
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