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Proceso de selección: competencias, retos y liderazgo

Hace un par de meses participé en un proceso de selección para un cargo directivo en una institución educativa colombiana.

El proceso fue extenso: entrevistas individuales y grupales, envío de documentos, exámenes médicos, pruebas de conocimiento, entre otros.

Como lo mencioné en una de las reuniones, «estoy esperando conversar con el de la cafetería». Lo extraño y agradable es que esa oportunidad se logró y fue clave para comprender algunas dimensiones de la comunidad educativa.

Al final del proceso tomé la decisión de no continuar. Y es que el proceso de identificación, selección y aceptación es un asunto recíproco: ambos elegimos.

Conversar sobre las decisiones de dimisión no es relevante, al menos por ahora. Seguro estas se sumarán a la colección y harán parte de las reflexiones en mis clases de comunicación y periodismo. Pero, por ahora, «pasemos esa página».

Prueba de conocimientos

Lo que quiero compartir en esta entrada es una actividad que propuso la institución. Es una colección de preguntas que, según mi percepción, buscaban identificar mis conocimientos y orientaciones sobre la materia: educación digital.

Al tratarse de un ejercicio inédito, que no está sujeto a una cláusula de exclusividad (al momento de su desarrollo) y que no tendrá aplicación en la empresa, me tomo la libertad de enseñarlo a la comunidad bloguera.

Además, ¿por qué abandonar las reflexiones? Buenos o malos, estos son ejercicios que tributan a las conversaciones de la blogósfera. Quizá con ingenuidad, espero que la institución logre comprender el punto de mi ejercicio y las consideraciones jurídicas que se enmarcan en él.

Antes de abordar las preguntas, indicar que esta actividad la realicé en poco más de dos horas. Aunque tuve varios días para responder, las otras ocupaciones me impidieron asignar más tiempo.

Ahora, no quiero que esta consideración sirva como excusa para las posibles imprecisiones del texto. ¡Es más! Como sucedió con un ejercicio anterior que compartí en este blog, recibo con amabilidad y agradecimiento todos los comentarios y críticas que tengan lugar. Estoy en constante aprendizaje y no temo equivocarme.

Miremos, entonces, las preguntas:

Sobre las competencias en los procesos de formación

Nota: La pregunta completa es: «¿A qué se hace referencia cuando se habla de competencias en los procesos de formación? ¿Por qué y para qué enseñar y aprender competencias?». No la anoté completa en el subtítulo para privilegiar la lectura rápida.

Inicialmente, indicar que las competencias responden a uno de los enfoques disponibles para el ejercicio de la enseñanza y el aprendizaje, es decir, es una manera de abordar la relación comunicativa, por lo menos, entre estudiantes y profesores.

Para comprender las competencias, es preciso mencionar el enfoque por objetivos. Este se concentra en identificar qué acciones debe lograr el estudiante, en función de un contexto -en muchos casos- “mono disciplinar”, para alcanzar una suficiencia relevante para la sociedad. En palabras sencillas, los objetivos apuntan al saber y/o al saber hacer.

Por su parte, el enfoque por competencias avanza en proceso y ubica la relación de enseñanza – aprendizaje sobre tres ejes: saber, saber hacer y saber ser. Estas tres dimensiones están presentes, sí o sí, en un modelo por competencias.

Siguiendo la estructura que presenta Manuel Unigarro, en su libro “Un modelo educativo crítico con enfoque de competencias” (2017), la competencia se establece desde tres dimensiones: el conocimiento (saber), las actitudes (saber ser) y las habilidades (saber hacer). Esta relación, en ese orden, identifica otros elementos: lógica, ética y estética.

Así pues, la formación por competencias propone un ejercicio más profundo en esa relación entre estudiantes y profesores. Que, además -hay que indicarlo- está permeada por las expectativas y necesidades del sector productivo, entendido este no solo como la empresa sino las expectativas y necesidades propias del estudiante en su proceso de emancipación.

Lo anterior se refleja en la sintaxis de una competencia, en cómo se identifica, describe, se evalúa y socializa:

  • Verbo: Es la acción (aquí se conecta con el enfoque por objetivos). Es lo que el estudiante busca realizar durante y al final del proceso de aprendizaje. Esta debe ser, trayendo una referencia del mercadeo, del tipo SMART (Specific, Measurable, Achievable, Revelant, Time-Limited).
  • Objeto: Identifica el contexto u objeto donde se aplica la acción. Para ampliar este elemento traigo adjetivos del trabajo periodístico: oportunidad, cercanía, veracidad e inmediatez. Este objeto es donde el estudiante vuelve tangible la acción anterior, en un contexto que puede ser multi e interdisciplinario.
  • Para qué: Aquí toma lugar la relevancia y pertinencia del ejercicio de enseñanza – aprendizaje. A modo de pregunta: ¿cuál es la utilidad de desarrollar esa competencia? En este escenario entran reflexiones de orden objetivo, subjetivo e intersubjetivo.
  • Calidad: Es lo que permite establecer si la acción, el objeto y la pertinencia del proceso se realizan bajo unos parámetros que garantizan su idoneidad. En palabras sencillas, es la descripción que permite, en un primer momento, que el estudiante comprenda cuál es el reto que afronta. Luego, permite al profesor valorar cualitativamente y cuantitativamente el proceso. Y por último conectar los elementos anteriores a una realidad próxima.

En conclusión, cuando se habla de competencias se hace referencia a un proceso de enseñanza – aprendizaje que busca que el estudiante se transforme en un individuo apto para conocer, desarrollar y actuar en relación con una situación de la vida, sea personal, familiar, social, laboral, entre otras.

¿Por qué enseñar bajo un enfoque por competencias?

Teniendo presente que el estudiante es el epicentro del proceso de enseñanza, y reconociendo al profesor como orientador y al sector productivo (recordando lo mencionado anteriormente) como la visión del proceso, el enfoque por competencias entrega a la escuela una estructura que le permite diseñar, ejecutar y valorar programas de formación integrales y suficientes.

En palabras sencillas y aprovechando un recurso narrativo, las competencias permiten a la escuela responder al qué, quién, dónde, cuándo, cómo y por qué (entre otras preguntas) del proceso.

Y es preciso indicar que la escuela se entiende como estudiantes, profesores, consejeros, directivas y demás miembros de la comunidad. Y que esta, a su vez, conserva un cercano relación con el sector productivo y el gobierno.

¿Para qué enseñar bajo un enfoque por competencias?

Para no extender la reflexión, una lista de elementos que justifican el trabajo:

  • Ser relevantes
  • Ser rigurosos
  • Ser transformadores
  • Ser suficientes
  • Ser oportunos
  • Ser veraces
  • Ser humanos

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Estrategias de posicionamiento en educación digital

La pregunta completa es: «¿Qué estrategias llevaría a cabo para posicionar a la institución como la gran plataforma de educación digital del país?»

Inicialmente, es necesario indicar que esta pregunta supone gran reto, toda vez que la educación digital (entendida no solamente como la educación en línea) toma gran importancia en el país y en la región.

Muchas instituciones educativas (e incluso organizaciones empresariales, lo que supone la aparición de nuevos competidores – sustitutos) están dirigiendo sus esfuerzos a esa meta. La situación, cuando menos, es motivante.

Las estrategias, que seguro se ampliarán y consolidarán una vez logre completa inmersión en el direccionamiento estratégico de la institución, las identifico en los siguientes elementos:

Contenido:

Desde finales de la década de 1990, los contenidos han tomado protagonismo en todos los sectores de la industria, toda vez que Internet ha permitido la expansión de posibilidades para los usuarios. Sin ser extenso, el siglo XXI comenzó con la identificación de un nuevo participante: el prosumidor.

En ese orden, las instituciones educativas tienen la oportunidad de destacar en el escenario global, pues son actores prosumidores por excelencia. Estudiantes y profesores generan contenidos que pueden ser llevados a cualquier lugar del planeta.

La estrategia entonces, que conecta con las tres siguientes, se ubica en identificar las posibilidades de creación y optimización de contenidos, tanto en escenarios presenciales como virtuales, que permitan:

  1. mejorar la experiencia de aprendizaje;
  2. optimizar el proceso de enseñanza;
  3. aprovechar las narrativas multimedia, crossmedia y transmedia, y
  4. extender la presencia de la institución (como una estrategia de alcance y consideración, para aprovechar términos de mercadeo y publicidad) en territorios actuales y nuevos.

Por mencionar un resultado: ofertar espacios de formación profesional para las empresas, que permitan a los profesores de la institución reconocerse como expertos, ampliar el número de estudiantes-aprendices, aprovechar los diferentes canales y soportes, y extender la imagen institucional.

Licenciamiento:

Para lo anterior, que en su cuarta consideración propone una masificación de contenidos edu-comunicativos, es necesario definir una estrategia de licenciamiento libre (o Creative Commons, para hablar en términos digitales).

La pregunta es: ¿Por qué crear contenidos de uso exclusivo y restringido al aula de clase? Internet es el más grande repositorio de contenidos multimedia. Apelando a un cliché, “toda la información está a un clic de distancia”.

Así pues, el contenido no es el valor agregado en los procesos de enseñanza – aprendizaje reglados. Es la presencia, oportunidad, suficiencia y otros elementos más de la orientación del profesor lo que supone una diferencia entre el acceso libre y la participación en la escuela.

A modo de contexto, actualmente participo en una comunidad de EduTubers de América Latina. Allí he conocido el esfuerzo de la marca Google, a través de sus servicios Classroom y YouTube, en incentivar a miles de usuarios a nivel mundial a crear contenidos de acceso gratuito. Esto, indudablemente, sobrepasa la capacidad en producción de contenidos de cualquier institución educativa.

Al entender la dinámica de la industria de los contenidos y apostar por la creación (responsable y estratégicamente) de contenidos con acceso gratuito se está dando un giro “en la batalla de audiencias”.

Por mencionar un resultado: crear un canal YouTube que aborde una disciplina donde la institución es experta y establecer un ruta de aprendizaje autónomo. Este ejercicio redunda en estrategias a las que apuntan otras áreas de la institución: comunicación, mercadeo, investigación, extensión, entre otras.

Participación:

Siguiendo con la figura de prosumidor y conectando las dos estrategias anteriores, esta se ubica en la descentralización de la creación de contenidos (que supone un mismo ejercicio en el conocimiento). Esta tarea no es exclusiva del profesor, aquí hay lugar para otros actores, en especial los estudiantes.

Para explicar el concepto recurro a una experiencia propia. Además de la comunidad de EduTubers de América Latina, también participo en el programa YouTube Contributors.

En términos sencillos (y mencionando lo que me permite el acuerdo de confidencialidad que firmé con Google), este programa busca que los mismos YouTubers generen contenidos sobre el servicio.

Así, la información disponible sobre qué es y cómo sacar el máximo provecho de la plataforma no se centraliza en la Academia para Creadores de YouTube sino que hay decenas de usuarios más creando contenidos sobre la misma. Es tener una “fábrica de contenidos” creada por los mismos participantes.

Este programa cuenta con políticas de participación, actividades de formación y un plan de ludificación, que motiva a los creadores de contenidos, entre otros.

Por mencionar un resultado: crear una escuela de contenidos digitales, donde se invite a profesores y estudiantes a participar en la creación de contenidos, que se mencionan en las dos primeras estrategias.

Interacción:

Similar a la estrategia anterior y continuando con las tendencias y comportamientos digitales, está la interacción, entendida esta como la relación comunicativa entre las personas, que puede estar mediada o no por TIC.

En este componente no se busca, necesariamente, crear contenidos digitales de gran factura. La intención es identificar, formar, persuadir y consolidar una comunidad de apoyo educativo.

Para explicar el concepto recurro a una última experiencia personal. Desde hace unos meses participo en el programa Expertos de Productos de Google, en los servicios de YouTube (rango oro), Google Fotos (rango oro) y Cuentas de Google (rango plata).

Esta es una comunidad de usuarios que brindan orientación técnica a otros usuarios del servicio. La idea parte de que el usuario promedio no lee las políticas del servicio ni recurre a los contenidos de ayuda creados por Google. Las preguntas son muy puntuales y el usuario busca una orientación rápida y precisa.

Ahí es donde aparecen los Expertos de Productos Google. Usuarios con mayores competencias en el uso de los servicios, que están dispuestos a orientar los casos y, si es del caso, escalar las solicitudes a equipos técnicos de Google.

Esta comunidad es muy similar a YouTube Contributors: la participación es voluntaria, existen políticas de participación, procesos de formación y un plan de reconocimiento.

Por mencionar un resultado: la misma escuela de contenidos digitales tendría un componente de expertos en contenido, donde estudiantes y profesores de la institución (incluso, de otras IE) podrían obtener orientación sobre inquietudes. Es, de una u otra forma, extender más aún las fronteras del aula de clase.

Estas son algunas de las propuestas que imagino aplicar en la Institución. He pensado en otras más, pero no quiero extenderme en el documento. Igual, son ideas que, como lo mencioné al inicio, pueden ir mutando en el proceso de inmersión.

¿Cuáles son los ejes en la gestión educativa?

La pregunta completa es: ¿Cuáles son los principales ejes en los que basaría su gestión como Líder de Educación Digital en la institución?

El ejercicio de liderazgo va en línea con las estrategias anteriores. Además, y debo ser preciso en ello, es necesario (re)conocer las estrategias y ejes de liderazgo actuales, tanto del área de educación digital como las demás áreas de la Institución. Al final, el proceso de enseñanza – aprendizaje, como core de la institución, es un ejercicio mancomunado.

Así pues, los ejes de gestión son:

Inclusión:

En este concepto se aglutinan elementos como accesibilidad, asequibilidad, diversidad de género y oportunidad. En palabras sencillas y siendo breve, el ejercicio que se realice desde el área de educación digital debe centrarse en las personas.

Como lo mencioné en la entrevista grupal, la educación no se clasifica a partir de estructuras que proponen las políticas públicas. Estas últimas aplican para comprender las estructuras de las organizaciones educativas, pero no el proceso de enseñanza-aprendizaje.

La educación responde a la motivación, a la realidad de la persona,… lo ideal es llegar a procesos personalizados, a los PLE (Personal Learning Environment).

Pero este eje de gestión no se ubica únicamente en el proceso educativo. También aplica en cómo interactuar dentro del área, en relación con las demás áreas de la institución y cómo vincularse con los territorios donde impacta.

El liderazgo desde la inclusión lo entiendo y aplico desde el escuchar activamente, empatizar con la realidad del otro, reconocer los entornos sociales y construir colaborativamente.

Pertinencia:

La pertinencia parte de, como se mencionó anteriormente, escuchar activamente al otro.

Un área de educación digital que lea el entorno de estudiantes, aspirantes, profesores, sector productivo, directivas (porque no hay que perder el norte “de la embarcación») y demás integrantes de la comunidad educativa, está en la capacidad de proponer y ejecutar un ejercicio significativo… tal cual como sucede con el aprendizaje significativo: que dé valor, que transforme la vida de las personas.

Pero además, y es fundamental, el liderazgo debe soportarse en la capacidad de exploración y asombro. En términos técnicos, la gestión exige una permanente exploración, investigación y experimentación.

Hace unos días conversaba con mi hermano mayor, que es directivo académico desde hace muchos años (soy de familia universitaria). Le compartía: “¿Cómo van extender la universidad si siguen mirándose al ombligo?”.

La pregunta surgió ante una negativa de participar en un evento académico de Google. Mi hermano me dijo que tenía muchas reuniones pendientes… Reuniones que vienen desde inicios de pandemia. Y está bien, son procesos necesarios, pero también hay que mirar y escuchar el exterior.

La pertinencia no es solamente local. Como lo dice Thomas Friedman, “la tierra es plana”.

Sostenibilidad:

Este punto es amplio y requiere, sin lugar a duda, el apoyo de otras áreas. Pero el concepto preciso: lograr que el ejercicio del área de educación digital de la institución sea amigable con el ambiente.

Un punto de partida, que (lo reconozco) me exige mayor conocimiento sobre él, son los 17 objetivos de desarrollo sostenible que establece la Organización de Naciones Unidas.

Esta orientación tiene incidencia desde el ejercicio individual diario (p.e. hacer uso correcto de los servicios sanitarios públicos de la Institución) hasta la orientación de las competencias de aprendizaje, en ese cuarto elemento de la sintaxis, que mencioné al inicio de este documento: calidad.

Formación:

Este elemento responde a una actitud de trabajo humilde, entendiendo este último como “Virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento” (Diccionario RAE).

Precisando. Entender que, desde lo individual y lo colectivo, tenemos fortalezas y debilidades permite orientar un trabajo que aprovecha y maximiza las posibilidades de cada persona y grupos de trabajo, y, además, persuade a explorar aquello sobre lo que se tienen expectativas y necesidades.

La formación permanente, entonces, aplicando conceptos como la gestión de conocimiento y el aprendizaje para toda la vida (lifelong learning), permite el trabajo óptimo de un equipo y evolución intelectual y productiva del mismo.

Cierre

Este fue el ejercicio que compartí con la institución. Una pequeña aproximación sobre mi propuesta de trabajo. Es lo que, aún hoy, luego de abdicar, considero vigente bajo mis significados y propuestas.

Si una IES me invitase a acompañarlos en su ejercicio seguro escribiría lo mismo… quizá un poco más, pues me tomaría un par de horas más para reflexionar.

Me resta invitarlos a dejar comentarios, críticas y preguntas en la caja de comentarios.

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Por:
Juan Carlos Morales S.
Comunicador y educador
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